jueves, 15 de septiembre de 2011

El Hermitage de Ámsterdam acoge a los maestros flamencos de la pintura.



Rubens y Van Dyck firman las obras de la Escuela de Amberes expuestas en la sucursal holandesa del museo ruso.



La hoy ciudad belga de Amberes fue en los siglos XVI y XVII el imán comercial y artístico de Flandes. Entre sus residentes ilustres figuraron Rubens y Anton van Dyck, que dieron cuerpo a la Escuela flamenca de la pintura. Hasta el próximo 16 de marzo éà&é, sus telas y dibujos, y también los de colegas como Jacob Jordaens, podrán verse en el Hermitage de Ámsterdam, la sucursal holandesa del museo ruso de San Petesburgo, que ha cedido un centenar de obras.

La colección de pintura flamenca ahora expuesta fue reunida por la legendaria Catalina la Grande. Su título no da rodeos: Rubens, Van Dyck y Jordaens, pintores flamencos en el Hermitage, 1500-1650. Lo primero que llama la atención es el enorme tamaño de los cuadros. Sobre todo los de Rubens, pintor apadrinado por estadistas poderosos como Felipe IV de España y Carlos I de Inglaterra. El pintor ejerció de diplomático entre las cortes europeas y tuvo un taller en Amberes. Allí, el trabajo se distribuía en tres categorías: las obras pintadas por él en su totalidad; cuadros donde solo el rostro y las manos retratados eran suyos; y las piezas que supervisaba al final. De ahí que se conserven cerca de 1.500 cuadros con su sello en el mundo.



Los 17 colgados en el Hermitage holandés evidencian su habilidad. Un Cristo con la corona de espinas (1612), salido solo de su pincel, y un Descendimiento de la Cruz (1618), ejecutado con ayuda de sus alumnos, tienen grandeza y delicadeza al mismo tiempo. Rubens era un católico ferviente, y la escena del Descendimiento era para el altar mayor de la catedral de Amberes. Tanto gustó la obra que luego se hicieron varias versiones en el taller. La que puede verse ahora es una de esas piezas. Rubens pintó la figura de Cristo y el rostro de la Virgen y dio el toque final. En la mitología también destacó, y en una ocasión, colaboró con otro flamenco famoso, Frans Snyders. La tela se titula La unión de la Tierra y el Agua (1618).

"Rubens tuvo un éxito enorme, y los encargos superaban su capacidad productora. Pero nunca ocultó su modo de trabajo a sus clientes", según Ernst Veen, director del Hermitage holandés. Es más, cuando la tela era toda suya, cobraba más por ella.

Entre sus alumnos, el más aventajado fue Anton van Dyck. El propio Rubens le ayudó a obtener contratos fuera de Flandes. Reconoció su valía, pero temió que pudiera hacerle sombra. Con el tiempo, Van Dyck fue nombrado primer pintor de corte en la Inglaterra de Carlos I. Especializado en retratos, la muestra incluye diez, imponentes en su severidad. Y es que donde Rubens pintaba sonrisas, Van Dyck dejaba un rastro contenido. Según los expertos, parecía analizar el personaje antes de pintarlo. Ello explicaría, tal vez, el recelo en las miradas de Nicolaas Rockox (1621) y de Sir Thomas Wharton (1639).



Entre los 75 cuadros y casi 20 dibujos expuestos en Ámsterdam hay joyas de Jacob Jordaens, otro grande entre los pintores flamencos. En su caso, dominan la alegría y vitalidad de los personajes, como en La fiesta de Cleopatra (1653). "Paradójicamente, Holanda no tiene tantos cuadros flamencos en sus museos como nosotros. Es un gozo haberlos traído", ha dicho Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage ruso, al presentar la muestra.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

GEGO - Gertud Goldschimdt




Gego (Gertrud Goldschmidt) fue una escultora venezolana, nacida en Hamburgo, Alemania en el año 1912.

Goldschmidt se graduó de Ingeniero, mención Arquitecto, en la Escuela Técnica de Stuttgart. En 1939, emigró a Venezuela, estableciendo su residencia en Caracas. En 1952 adquirió la nacionalidad venezolana y conoció a Gerd Leufert, diseñador gráfico y artista plástico, quien le motivó a iniciarse en las artes plásticas. En esa época Gego realizó sus primeras obras entre dibujos, acuarelas, monotipos y xilografías de carácter paisajista, figurativo y expresionista.



En 1957, comenzó a producir obras de carácter abstracto y simultáneamente, realizó experimentos en formas tridimensionales con papel, esperando convertir planos en volúmenes. En el año de 1954 participó en el XV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, siendo su primera exposición.

A partir del año de 1958 comenzó su labor docente en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en la Universidad Central de Venezuela. Gego ejercció diferentes cargos docentes en importantes instituciones educativas de Venezuela, tales como la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas (1958 - 1959), Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela (1960 - 1967), y la Fundación Neumann – Ince (19641977).



En el año de 1959 viajó a los [[Estados Unidos]. En ese tiempo realizó esculturas en hierro, en las que plasmó la proyección de planos y líneas paralelas en superficies curvas. En 1960 su obra "Sphere", 1959 pasó a formar parte del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).

Regresó a Venezuela en 1960, y al año siguiente fue organizada su primera gran muestra individual en el Museo de Bellas Artes de Caracas titulada "Dibujos recientes". En el año de 1962 realizó "Escultura para la sede del Banco Industrial de Venezuela", su primera gran obra de integración a la arquitectura, recibiendo su primer reconocimiento: el Primer Premio en la categoría de dibujo en la IV Exposición Nacional de Dibujo y Grabado. A partir de año 1964 comenzó a experimentar con el alambre de acero inoxidable en sustitución del hierro, lo que le permitiría plantearse obras ligeras y de generación más espontánea, enlaces flexibles y, también, a liberarse del empleo de herreros para la elaboración artesanal de su obras. En el año de 1966 viajó a Los Ángeles, Estados Unidos, invitada por el Tamarind Lithography Workshop y permaneció allí durante un año con una beca de Artist Fellow. En este lugar realizó lo que ha sido considerado como sus series más importantes de estampas.



Entre 1967 y 1969 realizó obras de integración a la arquitectura en compañía de Gerd Leufert, tales como la Torre y Mural del Centro Comercial Cedíaz (1967) y los Murales del la sede del Instituto de Cooperación Educativa (INCE) (19681969)



A partir del año 1969 se liberó del esquema de líneas paralelas y comenzó a diseñar dibujos con líneas entrecruzadas formando redes planas y moduladas. Los campos entre las líneas son de base triangular. De este sistema nació la obra Reticulárea, ambientación de mallas y redes, que fue instalada por primera vez en el Museo de Bellas Artes de Caracas. A finales de ese mismo año, Gego viajó a Nueva York donde instaló la Reticulárea en la Galería de Arte del Center for Inter American Relations.

En 1970 apareció la serie de obras llamadas chorros, con un sistema estructural vertical, suspendiendo desde lo alto acumulaciones de varillas de aluminio. En 1971 elaboró una serie de obras utilizando mallas y redes nuevamente, esta vez sustituyendo la base triangular por una cuadrada. Al año siguiente instaló la estructura ambiental Cuerdas para el Central Park.



En el año de 1974 comienzó a elaborar sus troncos, estructuras cilíndricas de mallas triangulares y base circular. En 1975 viajó a Laussane, Suiza, donde participó en la 7a Biennale Internationale de la Tapisserie con la pieza Reticulárea 75. En 1976 comenzó a producir las esferas para las que utiliza el mismo sistema de los troncos. A partir del año de 1976 inició su más extensa serie de obras tridimensionales, los dibujos sin papel, trazados en el aire con alambres y otros elementos, con los cuales se liberó de cualquier elemento constructivo preconcebido.

En 1977 se organizó en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas una importante exposición antológica de la obra de Gego, la cual generó el primer libro sobre la artista. En 1979 obtiene el Premio Nacional de Artes Plásticas de Venezuela.




En el año 1980 Gego se convirtió en miembro fundador del recién creado Taller de Artes Gráficas Asociadas (TAGA). En 1982 viajó a Fráncfort, Alemania, para participar en la muestra Spielarum – Raumspiele en la Alte Oper donde elabora e instala la ambientación "Reticulárea 82". En 1988 comenzó a desarrollar la serie Tejeduras, composiciones de tiras de papeles ilustradas que son entrelazadas sobre una superficie plana y, casi simultáneamente, la serie Bichitos, piezas tridimensionales de pequeño formato realizadas con materiales residuales. Gego murió en la ciudad de Caracas, Venezuela, en 1994.

Adiós a Richard Hamilton... Apagón en el "guateque" del pop art



Su obra investigó las transformaciones urbanas de la civilización occidental - Un 'collage' suyo de 1956 se adelantó al género que explotaría en los sesenta...

Con la muerte de Richard Hamilton en Londres, hoy 13 de septiembre de 2011, desaparece uno de los últimos grandes del arte. Viejo compañero de ruta junto a Andy Warhol en las filas del 'pop art', su legado se resumirá en la retrospectiva en la que trabajó hasta poco antes de morir y que recorrerá entre 2013 y 2014 Los Ángeles, Filadelfia, Londres y el Reina Sofía de Madrid.





Nacido en Londres en 1922, Richard Hamilton es una figura crucial del arte del siglo XX, en el segmento en el que esta centuria más ha incidido en la actualidad; esto es: en el pop art, sobre el cual todavía hay hoy discusiones académicas acerca de si es un invento británico o estadounidense, lo cual nos deja indiferentes. Todo el mundo, en cualquier caso, conoce la emblemática obra de Richard Hamilton titulada Pero ¿qué hace a los hogares de hoy tan diferentes, tan atractivos? (1956, collage 26x25 centímetros) donde en un apartamento de aspecto moderno observamos, tras unos amplios ventanales en el fondo que nos muestran una visión nocturna de la ciudad, un interior con un mobiliario más o menos exótico, en el que lo sorprendente es la presencia de un joven atlético que porta en su brazo derecho unas pesas, con el rótulo de Pop mientras en un sofá transversal una joven rubia también desnuda e igualmente bien dotada se mesa el cabello mirando hacia otra parte. Todo el ambiente está amenizado por un aparato reproductor de sonido que indudablemente alegraba el atardecer a estos jóvenes.

Es más que improbable que la realidad social británica todavía de posguerra se constituyera, en el ecuador de la década de 1950, en el modelo de desarrollo del capitalismo industrial, pero la imagen de Hamilton, hecha con collages fotográficos y con un dibujo sintético, no se puede negar que estaba en la vanguardia de lo que posteriormente divulgó el pop art americano a partir de la siguiente década de los años sesenta.



¿Cómo entonces este joven británico, cuyos estudios sobre arte se habían prolongado hasta 1951 por causa de la II Guerra Mundial, pudo convertirse en el heraldo de lo que ha constituido desde entonces hasta ahora la tendencia artística dominante, técnica y simbólicamente? La clave, sin duda, se debe, por un lado, al descubrimiento temprano de la obra de Marcel Duchamp y, por otro, a la lectura del libro Sobre el crecimiento de la forma, de D' Arcy Thompson, una combinación extraordinaria que pone en evidencia la dimensión conceptual y analítica del arte contemporáneo. La biografía artística de Richard Hamilton discurrió en los canales normales de una sociedad británica todavía provinciana pero que, entre 1952 y 1957, genera núcleos de incorformismo y experimentación, como el histórico de Independent Group, a través del cual se difunden las viñetas de los cómics y las nuevas estrategias de la publicidad de masas, junto a otros movimientos culturales que también revolucionan discretamente el hasta entonces conservador mundo teatral y cinematográfico de Gran Bretaña.

Después de unos inicios tan fulgurantes y espectaculares, la obra de Hamilton se sumergió en una investigación coherente, aunque más discreta, en la que este artista siguió explorando el mundo de los interiores domésticos y en general de la rápida transformación urbana de la civilización occidental. Es muy característica la serie significativamente titulada Interiores (1964-1979), en la que sigue con incorporaciones entremezcladas de elementos extraídos de la vía cotidiana y de la historia del arte. También tuvo un papel muy sobresaliente su intervención en una exposición que ha entrado en los hitos de lo que se puede considerar la vanguardia internacional de la segunda mitad del siglo XX: This is tomorrow tuvo lugar en 1956 en la Whitechapel Art Gallery, de Londres, en un barrio urbano marginal que desde entonces se ha convertido en un templo para la captación de las novedades artísticas.

Como suele ocurrir con el arte y los artistas de nuestra época, cuyo acelerado consumo hace que, al margen de su calidad, tengan una duración extraordinariamente limitada, Richard Hamilton después de la década efervescente del pop art de los sixties entró en un crepúsculo de invisibilidad, algo parecido al de las reliquias de los santos en las profundas capillas de cualquier iglesia; es decir: nadie que se preciara de conocer el arte de nuestra época dejaba de mirar al infinito con profundo respeto cuando se pronunciaba su nombre, pero con un aire ya un poco arqueológico. Sin embargo, no solo el talento, sino la extraordinaria vitalidad de este artista británico, al que era difícil jubilar, como le suele ocurrir a todos los grandes, hizo que Richard Hamilton se resituara constantemente en la batalla hasta, como quien dice, morir con las botas puestas. Un ejemplo muy a mano lo tenemos en el Museo del Prado, donde hace poco hizo una exposición en la que, en cierta manera, atravesó lo esencial del arte español enlazando Velázquez, Goya y Picasso con una reflexión sobre lo que había sido el desarrollo del arte moderno.


Fuente: El Pais-España