martes, 6 de octubre de 2009

Exposición: 3 en Colectiva

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A partir de este miércoles 7 de Octubre, la galería La Carnicería presentará la exposición "3 en Colectiva", presentando un conjunto de obras recientes de los artistas venezolanos Dulena Pulgar, Paulo Castro y Javier León.

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Nota:
Estimados lectores: Recuerden que este blog es un medio abierto al público y busca ser imparcial pues el contenido de éste no refleja las opiniones, pensamientos, estrategias o intenciones generales de el equipo editorial de El ¬°J°- Cultural, el cual, de más está decir, se mantiene imparcial con los articulos o notas publicadas. Este blog no suscribe necesariamente el contenido de estos mensajes. Cabe destacar que la responsabilidad de lo publicado en este apartado del sitio web recae en cada uno de los propios usuarios y anunciantes. Al utilizar este servicio el usuario o redactor de cada artículo se compromete a no enviar ni transmitir contenidos ofensivos, obscenos, amenazantes, ilegales o cualquier otro que vulnere los derechos de terceros, basados en la libertad de expresión y opinión fundamentales en toda sociedad democrática y libre.

Paisajes Interrumpidos de Susy Iglicki


Desde el miércoles 30 de septiembre, Galería La Cuadra presenta la exposición Paisajes interrumpidos, un conjunto de obras recientes con las que Susy Iglicki vuelve a la pintura que había cultivado ya en la década de los ochenta, tras ser conocida y reconocida desde los setenta por sus trabajos sobre papel, tanto en dibujo y grabado como en técnicas mixtas. En Paisajes interrumpidos, Iglicki se conecta con una significativa corriente del arte venezolano contemporáneo que reivindica y a la vez cuestiona nuestra tradición geométrica, sello de una modernidad que pervive y se transforma desde un lenguaje muy personal, incluso íntimo, a través de esa mirada que transita entre la naturaleza, el arte y la naturaleza del arte.


Desde el 1º de octubre al 8 de noviembre 2009.
Horario:
Martes a Viernes 11am – 6pm
Sábados y Domingos 11am – 4pm
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Paisajes Interrumpidos
Susy Iglicki

Conocida y reconocida desde la década de los setenta por sus trabajos sobre papel, tanto en dibujo y grabado como en técnicas mixtas, Susy Iglicki vuelve ahora a la pintura que ya había cultivado en los años ochenta. Si bien existe un parentesco ineludible entre aquellas obras sobre papel y estas nuevas sobre tela -una misma estética del rigor, la contención y la sutileza- éste no remite meramente a una pintura realizada ocasionalmente por una dibujante-grabadora, como una especie de divertimiento sin mayores compromisos.
Al contrario, se afirma una personalidad artística reflexiva e introspectiva, que no sólo se ha apropiado de los recursos formales (dentro de la riqueza contemporánea de hibridación entre elementos pictóricos tradicionales y otros extra-pictóricos), sino que la artista está enfrentando sin retórica las sospechas que rodean a la pintura de nuestro tiempo, en una fase post-histórica y cuando su relación con lo real sigue siendo, sin embargo, un eterno e impostergable cuestionamiento, tanto del arte como de lo real.
En este sentido, el título que Susy Iglicki ha escogido para su más reciente serie: Paisajes interrumpidos, arroja luces sobre una intencionalidad que tal vez la pintura misma no entrega del todo, haciendo suyos el juego de la artista entre lo consciente y lo inconsciente, lo oculto y lo revelado.
En un primer acercamiento, no se hace presente el paisaje, pues se trata de una pintura abstracta, que recurre a un vocabulario de espíritu minimalista, o en todo caso limitado adrede y riguroso: cuadrados, triángulos y sus variantes, líneas rectas, superficies planas. Nada que pueda sugerir siquiera un proceso de abstracción mediante el cual unos elementos naturales previos se verían sometidos a la geometrización como una búsqueda de lo esencial.
Luego se perfilan unas discretas líneas curvas, unas formas ascendentes, sugeridas y a la vez macizas, y así surge, más como símbolo que como representación directa, la montaña, ese Ávila que define al paisaje en la pintura venezolana y que a principios del siglo XX protagonizó su entrada en la modernidad, la ruptura con el pasado académico. De la misma manera aparecen flores que, más que la naturaleza en sí evocan patrones de ornamentos: flores codificadas, que ya han pasado por una metamorfosis, que pertenecen a un orden artístico.
Así es como entre lo visible (en lo real circundante) y lo pictórico se ha ido inmiscuyendo una suerte de eslabón, una “segunda naturaleza” que alude todavía a la primera al tiempo que la soslaya para dejar la representación en una zona intermedia, difusa, oculta tras la geometría. Se consumió una ruptura entre lo real y el ilusionismo, en cuya continuidad se fundamentaba la pintura clásica. Pero, en otro nivel, ahora conceptual, Susy Iglicki se sigue rigiendo sutilmente por la albertiana idea del cuadro como una ventana abierta hacia el universo, como bien lo revela la abundancia de formas ortogonales en su pintura. Este universo que, para ella, no es sólo el de las formas visibles en la naturaleza (la flor, la montaña) sino también el de las formas artísticas y, más allá, el de la racionalidad geométrica que permite reordenar los anteriores.
Sin embargo, la artista no se conforma con inscribirse en la tradición de la pintura, ni con ampliar al arte mismo la naturaleza del arte, sino que problematiza su propio planteamiento al introducir en un discurso aparentemente constructivo unos elementos “disfuncionales”, impuros, como actores de ruptura, fragmentación, que vienen a alterar el orden: líneas que se quiebran, que “interrumpen”, texturas en relieve que rompen con las superficies planas, caligrafías indescifrables que tienden a expandirse fuera del marco (fuera del control). Incluso los motivos florales con sus sinuosidades contribuyen a esa deconstrucción.
A través de esa mirada transita entre la naturaleza, el arte y la naturaleza del arte, Susy Iglicki, desde un lenguaje muy personal, incluso íntimo, se conecta con una significativa corriente del arte venezolano contemporáneo que reivindica y a la vez cuestiona nuestra tradición geométrica, sello de una modernidad que pervive y se transforma.


Texto por: Federica Palomero / julio 2009

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Susy Iglicki: espacios de olvido y tiempos de memoria

Las recientes realizaciones de Susy Iglicki revelan un entrecruzamiento de tiempos y espacios. En unas ocasiones se sienten espacios de tiempo y, en otras, tiempos espaciales. La verdad es que no importa el orden de prelación sino la metáfora estética que se promueve. El tiempo se presenta como memoria (del pasado), como vivencia (del presente ) y como vocación de futuro. Pero, ¿acaso no debemos aceptar –con Aristóteles- que el pasado, el presente y el futuro no son más que las imágenes móviles de una misma realidad? Pues bien, parece que la artista acepta este designio pero con un espíritu inquisitivo y escrutador. El asunto no es demostrar esas conjugaciones sino encontrar los posibles desencuentros entre ellos.
En el marco de esos propósitos, afloran sus “Paisajes interrumpidos”, en donde siempre queda registrada la idea de ruptura, de corte, de intersticio…Estas sugerencias adquieren una poderosa resonancia a partir de opciones diferentes pero conjugadas en una misma intención: algunas obras muestran cuadrados enmarcados y remarcados; otras evidencian tableros, matrices, retículas o crucigramas; las hay también con ventanas desde las cuales el espectador es observado y convocado al mismo tiempo; finalmente, se observan estructuras diferenciadas y ortogonales que se organizan en una superficie. Pero en todas estas opciones siempre aparece el dato de una fractura que problematiza el acto pictórico y trastoca cualquier sesgo complaciente.
La vivencia plástica expuesta se refuerza con los efectos visuales derivados de texturas valorizadas en función de relieves que coexisten con zonas atenuadas en su saturación cromática. En variadas ocasiones la materialidad de ciertos campos se refugia en motivos florales que, en lugar de atender una referencialidad banal, se presentan como impactos que simulan una fuerte carga simbólica y un avezado desenlace sensible. Aquí lo simbólico se inscribe en la acción de encubrir algo más profundo de lo que se ve. Con Jean Baudrillard podríamos aseverar que “ la más alta función del símbolo es hacer que desaparezca la realidad y a la vez se esconda esa desaparición”. Lo sensible, por su parte, alude aquí a los datos que afectan el ámbito perceptivo a partir de provocaciones acentuadas y de rúbricas silueteadas. De esta manera, sus paisajes simbólicos conllevan la dosis esencial de un estado de ánimo. Parece que la artista quisiera habitar los espacios que pinta. De esta manera, se entiende que sus ejecuciones transcriban espacios de intimidad y tiempos de ensueño, ya que las instancias visibles generalmente reflejan umbrales psíquicos. En estos planos también se afirman dimensiones reflexivas y rasgos alusivos que se incrustan en una memoria profunda. Por esta vía, Susy Iglicki reafirma la noción de representación ofrecida por Octavio Paz: “La representación significa la distancia entre la presencia plena y nuestra mirada” Es, justamente, en este ámbito escurridizo y desafiante donde ella se sitúa para solventar sus iniciativas creativas. Esto explica, en cierta forma, el hecho de que sus últimas manifestaciones dejen translucir un leguaje recóndito pero asequible. Sus cuadros hacen recordar que “El arte –como decía Allan Jones- es elevar hasta el extremo lo que es trivial para trascender lo que es trivial”. (…)

Texto por: Víctor Guédez



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jueves, 6 de agosto de 2009

“ARTURO HERRERA”

Sala TAC - Trasnocho Arte Cultural

¿Bautizo de fuego o cenizas de un recorrido alguna vez lleno de grandes expectativas?


“Timada” y “Frustrada” son, tal vez, los mejores calificativos que describen la deprimente sensación que me invadió desde el mismo momento que entré y observé la llamada “gran” exposición del artista Arturo Herrera en la Sala TAC del complejo Trasnocho Cultural de Paseo Las Mercedes en Caracas.

Sedienta de nuevas alternativas diferentes a las presentadas en la ya obsoleta y poco innovadora Feria Iberoamericana de Arte (FIA), este año aún más decadente, llena cada vez más de adornos menos de arte que en muy contados casos pude disfrutar, fui absolutamente tentada por la nota de prensa publicada en la página del Trasnocho Arte Cultural y decidí acudir al encuentro de una propuesta que prometía ser diferente, fresca y finalmente de calidad para el enriquecimiento de la diversidad cultural que tanto escasea en nuestra ciudad, la exposición “Arturo Herrera en la Sala TAC”.

Para comenzar les comento que es molesto que se anuncien con grandes falacias, exageraciones y, en el mejor de los casos, verdades a medias, que se apoyen enviando invitaciones de diseñadores con cierta reputación y que se den el lujo de autoproclamarse los “descubridores” de este artista para luego, “después de un año de trabajo”1, presentar el desastre sin sentido que tienen montado muy a pesar de la buena calidad a que nos ha acostumbrado el artista - “uno de los creadores plásticos más destacados e influyentes de su generación a nivel mundial”2 - con sus exhibiciones fuera de nuestras fronteras, algunas de las cuales, en mi afán de investigadora y como museóloga, he tenido dichosamente la oportunidad de visitar personalmente y siempre han satisfecho e inclusive han desbordado mis más exigentes expectativas.

“Una curaduría de Miguel Miguel” resalta a grandes rasgos en la invitación oficial de la Sala TAC, recayendo la primera responsabilidad en este ya conocido personaje. Ésta deja mucho que desear, empezando que allí no hay aparentemente criterio curatorial alguno o siquiera rastros de museografía, sino un parco acomodo seriado de piezas, en su mayoría apretadas en las paredes, tal como lo haría cualquier decorador de tienda por departamentos con sus mercaderías, clasificadas como lo hiciera cualquier niño al que le mostrásemos una cantidad determinada de elementos y pidiésemos los separaren en grupos – o conjuntos- de acuerdo a sus características esenciales. Un gran desperdicio de oportunidad, tomando en cuenta la pulcritud técnica de los montajes y las bondades arquitectónicas de este celebrado espacio.

El otrora autoproclamado descubridor de Arturo Herrera comentó en una entrevista hace unos meses en el diario Tal Cual (publicado el 11 de marzo de 2009, autoría de Carmen Victoria Méndez), que se atribuía, cual Fleming y la penicilina –así de simple- el descubrimiento de este artista y afirmó haber hecho esto hace algún tiempo y por mera casualidad, en una revista de arte internacional: “Un día lo vi en la tapa de una revista e, intrigado, la compré. Leyéndola me enteré de que, en efecto, se trataba de un artista venezolano…” según relatan sus propias palabras reseñadas en dicho artículo. Lamento aclararle que de ser cierta su aseveración, lo único que esto demuestra es una entera carencia de seriedad y falta de investigación, puesto que Arturo Herrera tiene muchos años ya (aproximadamente 15 años que yo sepa, sin pretender ser experta en la materia) brindándonos su enigmático arte en afamados e importantes espacios foráneos y dejando el nombre de su tierra, Venezuela, muy en alto. Lejos de vanagloriarse por este terrible hecho que sólo pone de manifiesto su ignorancia supina y extrema mediocridad respecto al conocimiento de la escena del arte contemporáneo internacional, el “Curador”, de más recordar conocido por su gran exceso de ego, debería asumir un rol un poco más humilde y aprender a callar esas cosas que sólo le hacen daño pero que lanza a la prensa cual muchachito malcriado tal vez buscando de llamar la atención dentro de un mundo que ya no lo nota, o cuando apenas lo hace, le ve cansado, aburrido y carente de originalidad en sus ya repetitivas “Curadurías”.

Al entrar, oficialmente la primera promesa incumplida: Un gran catálogo exclusivo que estará firmado por el artista según dicen. La única verdad: el inevitable y merecido premio a la improvisación…. el catálogo no estuvo listo según lo pautado y en consecuencia no será firmado por el artista; inclusive, en vista de no conseguir a estas alturas –a un mes de aperturarse la muestra- el material propuesto para la elaboración del mismo, tuvieron que regatear recientemente en el mercado de Coche para comprar carátulas viejas de discos (aquellos en vinilo de 331/3 rpm) a fin de completar los cartones que les permitirán elaborar las carátulas del libro. Pero para no perder tiempo con este obstáculo, encontraron una muy poca ortodoxa manera de sacarle provecho: Pre-venderlo en 450,00 Bs. F. cada uno (Sí, 450.000,00 Bs. de los viejos- más de el triple de su valor de producción según me relató vía telefónica la Srta. Giorelis, del equipo responsable de esta edición) para entonces aprovechar y cubrir no sólo su costo sino el de la misma exposición a cuestas de nosotros, los mismísimos visitantes. Este catálogo, por ahora virtual, se concreta al día de hoy en sólo un par de ejemplares “modelo” que tienen para enseñar a los visitantes de la sala. Al hojearlo notamos de inmediato su gran fragilidad y anunciada fugaz durabilidad, convirtiéndolo en una publicación casi “efímera” como lo son regularmente las obras producidas por el Sr. Sotillo: impecablemente estéticas pero absolutamente imprácticas; nos damos cuenta también de que en el contenido de esta publicación hay una inmensa cantidad de obras que dicen estar expuestas en la sala, pero de nuevo difiere por completo de la realidad ¿serán delirios de grandeza o nuevamente producto de la improvisación y descoordinación definitivamente reinantes?. En fin, al lado de los machotes del catálogo está también disponible para la venta inmediata “…Una serigrafía, que es una obra gráfica hecha en el mejor taller de Berlín. La pieza que ya está impresa vendrá a la sala TAC para sufragar los gastos de la exposición. Se puede vender muy bien entre los grandes coleccionistas venezolanos, que no son muchos, lamentablemente.” (Expresión tomada nuevamente citada de las palabras originales del “Curador”). Esta impresión dicen cuenta con un corto tiraje de sólo ¿15 piezas? lo cual es incierto nuevamente ya que se hicieron 45 de ellas más las Pruebas de Artista correspondientes (Confirmado por la prensa en Alemania quien las editó originalmente y evidente en la firma y enumeración que las mismas muestran de puño y letra del mismo artista lo que siempre será un tiraje de 45 piezas así el personal de la Sala se empeñe vigorosamente en negarlo).

“Un gran mural de 10 metros” anunciado en los diarios , que luego fue reducido a 7 metros en la más reciente nota de prensa de la Sala, “realizada en grafito directamente sobre la pared…creada por Herrera especialmente para la Sala TAC”3….. ¿Otra vez equivocados?…. Está hecho con pintura negra de aparente mala calidad, con muy mal acabado por cierto, y debe medir los anunciados 7 metros, pero cuadrados, no lineales porque dista mucho de ser la gran obra descrita en la publicidad de la prestigiosa sala donde lo único veraz es que la misma fue creada especialmente para la muestra.


En la pared de la entrada lucen insignificantes unos 5 pequeños collages que, apilados como están, parecen un juego o “set”, en vez de lucir como piezas individuales y completas. Es una pésima selección el que las piezas de entrada sean estas que lucen pobres e inacabadas, pero según ellos es el criterio del “Curador”, justificación que infinitamente alega el personal ante cada pregunta que les hice en relación a la improvisada “museografía”.

Al pasar esta barrera noté de inmediato en la pared de la izquierda una saturación de 5 gigantescos collages que penden de la pared desnudos, sin separación que permita distinguirlos y analizarlos correctamente, sin marcos, sin gracia; parece el display de una venta cualquiera de tapetes persa, de esas que tanto hay en el Boulevard Guevara de nuestra querida Isla de Margarita. Nuevamente sin sentido de ética y sin justificación más que mostrar toda la mercancía que se tiene en venta…. Parece que el “Curador” se hubiese basado – y así por primera vez creo haber dado con la pista a su tema inspiración, su musa, para esta “museografía”- en aquella frase popular que reza: “Lo que no se muestra, no se vende”.


Al frente, un conjunto de obras recortadas en cartulina de colores que conforman una sola pieza, a decir de frágil manufactura y que lamentablemente es devorada por la prenombrada aparente “tapiserie” que se encuentra justo al frente, además de terminarse de ahogar al ser flanqueada a su derecha por el “gran” mural.

Una serie de piezas escultóricas encerradas en torpes cajas con marco de hierro negro, las que ya había visto el año pasado en la exposición del artista en su galería de Nueva York (que Uds. mismos pueden visualizar en www.youtube.com) es lo que continúa; sin pena ni gloria allí se encuentran, montadas tal como fueron mal criticadas en esa misma exhibición, sin variación, salvo su precio, el cual si “mejoró notoriamente” pasando a 18,000.00 USD según me informó el personal del lugar, quien además me confió que, con excepción de un par de piezas de las allí exhibidas y que se encuentran a la derecha de esta sala, lo demás estaba en venta, pero “sólo a determinado público”. Vaya selectividad que nuevamente no sé en que parámetros está basada: “Sra.: Si desea comprarlas debe hablar con la directora, que es la que se encarga, no puedo decirle más”. Un poco consternada quedé ya que al parecer no llenaba el perfil “dedocrático” que me haría digna de ser merecedora de ser atendida por la directora y cuanto menos de acceder la lista de precios en cuestión, pero esta servidora no podía quedarse impotente y de brazos cruzados, así que un poco de indagación periodística vía telefónica con el personal de la Galería Sikkema Jenkins & Co. de Nueva York, lugar que les mencioné en este párrafo como representante del artista y que la misma Sala anuncia como co-autora de esta exhibición en complicidad con él mismo, confirmó que las piezas si les pertenecen, provienen directamente de sus “depósitos” y efectivamente, según convenio establecido con la Sala TAC, están todas a la venta, haciendo cabal gala a las palabras del “Curador” cuando plasmó en la prensa su lapidaria frase “Todo arte es comercial”4. Al parecer son obras ya expuestas que no tuvieron interés alguno (obviamente) en las ya varias exposiciones de la galería neoyorquina y que, sin otra posibilidad de venta, ahora nos traen para presentárnoslas como las grandes piezas del artista y venderlas en nuestra ciudad, a los llamados escasos grandes coleccionistas venezolanos 5 como si se tratase de obras de primera línea. Sobran los comentarios, como dice el refrán: “espejitos para los indios….”. Es triste que el mal llamado “debut” del profeta en su tierra sea con “sobrados” de sus galeristas foráneos… tristemente lo mejor para afuera y lo peor para nosotros, práctica muy común en nuestro país y a lo que los venezolanos parecemos estar acostumbrados y expuestos. Allá el inocente inversor que caiga en este viejo truco nacional del que, con suerte, escapa sólo del ojo experto y especializado en la materia correspondiente y que han de ser escasos como al parecer deliberadamente ya lo había calculado y anunciado el “Curador”.

Finalizando ya con el recorrido, el “clímax” de mi visita llegó a su punto mas elevado –Nirvana-, en la última agrupación de obras donde el “Curador” realmente nos sorprende con su gran genialidad y su gran poder destructivo al hacer lucir piezas tan extraordinarias, como lo son los fieltros cortados del artista, como un amasijo de trapos colgantes, de toallas sucias o percudidos harapos…..faltarían sólo unos lockers, un banquito de madera en el centro y tal vez un poco de vapor en esta sala para que definitivamente se asemeje a un auténtico vestier de gimnasio.

Que tristeza, que mediocridad la que acababa de presenciar…. ¿Es que acaso no estaba allí el artista presente para defender su propia obra de este gran atropello curatorial o será que él es cómplice de ésta, su propia desgracia?

Tenía razón Miguel en el prenombrado artículo de Tal Cual: Este es “su bautizo de fuego”, fuego que al parecer se desbordó consumiéndolo por completo, arrastrando consigo al mismo complaciente artista y a uno de los mejores y más reputados espacios culturales de la ciudad, igual que ocurriera en aquella muy conocida escena de la cinta fílmica Carrie 6, dejando sólo cenizas de lo que fueron mis expectativas y supongo las de muchos otros, antes de aventurarme a visitar esta “promitente” muestra. Mejor suerte y menos improvisación en la próxima.

Ana Paola Rodríguez W.
Lic. Museología e Historia del Arte
Para El Ojo Crítico

FUENTES Y CITAS:
1: ARTURO HERRERA, Nota de Prensa, Sala TAC, website del Trasnocho Cultural.
2: IBIDEM
3: IBIDEM
4:
"Todo Arte es comercial" , Diario Tal Cual, entrevista a Miguel Miguel por Carmen Victoria Méndez, 11/03/09
5: IBIDEM
6: Producción fílmica adaptada de la Novela “Carrie” de Stephen King, dirección Brian DePalma, 1976.

Imagen Fotográfica de Miguel Miguel en "Todo Arte es comercial", Diario Tal Cual, entrevista a Miguel Miguel. Foto tomada por Saúl Uzcátegui, 11/03/09




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FIA 2009








La FIA siempre comete el error de hacer una pobre presentación de los artistas homenajeados. Este año fueron Harry Abend por Venezuela y la invitación al artista extranjero recayó en el Mexicano Carlos Amorales. Abend, arquitecto y escultor, recibió el Premio Nacional de Escultura en 1963 y a pesar de su dilata carrera, en la FIA solo se mostraron algunas piezas de muy poco valor plástico, no se vio ni una fotografía de sus obras públicas y mucho menos una pieza emblemática de su trayectoria. Lo mismo con Carlos Amorales, solo unas piezas muy decorativas y un video que coronaron una presencia intrascendente. Como de costumbre brilló por su ausencia, para ambos, algo de literatura, ni siquiera un folletín. Sin duda que Febres y su team deben ser más cuidadosos, prepararse mejor y pensar un poco más en el público y no solo en el bolsillo.

La FIA tiene otro grave problema y es que la mayoría de las galerías participantes se inclinan por el “costo de oportunidad” al presentar, en busca de ventas rápidas, obras que ni siquiera le pertenecen ni se corresponden con su línea de trabajo –algunas galerías ni siquiera han logrado una línea de trabajo– y terminan convirtiéndose en lo que llamaríamos tiendas de arte o bazares, donde la curaduría, un leve juicio museístico, algunos conocimientos “galerísticos” y constancia en el trabajo brillan por su ausencia. Nos llamó la atención el alto número de bazares, la cantidad de obras de Reverón (algunas restauradas en exceso), graficas de Otero, Soto y similares que no representaban adecuadamente a los artistas, nos preguntamos donde están las obras importantes ¿importa la calidad?

Nos sorprendió la caída en calidad a que nos tenían acostumbrados los ex–Praxis de Galería Ginocchio (México), Galería El Museo (Colombia) y Art Nouveau (Maracaibo) a quien ni siquiera José Ramón Sánchez pudo salvarla esta vez, next time Elizabeth hay que prepararse mejor!

Un bazar muy notorio fue sin duda Luis Pérez Galería (Miami), repitieron obras de años anteriores y presentó muchos artistas que no son de su línea habitual, tienen que definirse, ¿o es una galería o mampara de otro? Deben cuidar más su trayectoria. Otro Bazar fue Galería El Museo (Colombia) donde las muñecas de Mariana Monteagudo y las pinturas de Starsky Brines nos trasladaron a un remoto pasado muy infantil, ¡Inaceptable! la FIA es cosa seria! Los organizadores Graphic Art y D’Museo (Caracas) nos recordaron al “Bazar Caracas”, a pesar de los años participando no acaban de presentar algo serio y coherente, parecen una tienda de Mall Mayamero. Debutó este año como otro bazar más Arte Diez (Caracas), la galería roja-rojita con su elenco de “artistas socialistas”. ¿Que busca la chavista Sandra Diez en este evento oligarca y burgués? Pero indudablemente el primer premio al bazar de arte y al mal gusto le corresponde, sin duda alguna, a DIMACA (Caracas)…..un verdadero pasticho plástico que no merece mayores comentarios.

Nos gustó la sobriedad y calidad de lo presentado por Banco Espírito Santo (Portugal) con un stand hecho con conocimiento y mesura. La Fundación Previsora (Caracas) con un solo-show de Pancho Quilici, ¡siempre en grande! Los dibujos del cubano Kcho en Juan Ruíz Galería (Maracaibo). Aldo de Sousa (Argentina) con esplendidas obras de Rogelio Polesello y Jorge Pereira. Christopher Paschall (Colombia) quien nos sorprendió gratamente con el hiperrealismo de José García que nos hizo olvidar las fastidiosas frutas y gatos en fondo negro que venden en Caracas a precios escandalosos. El tenaz Asdrúbal Colmenárez con su escultura de gran formato y Von Dangel que sigue demostrando su calidad creativa, ambos en Galería Medicci (Caracas) y Carola Bravo, derrochando aptitud en Galería Okyo (Caracas).

Lo que más nos gustó, Nuno Cera y Marco Pires del Banco Espírito Santo, calidad en todo sentido para ambos y lo que menos nos gustó, Víctor Valera de Galería Ascaso, excesivamente decorativo y sin fuerza alguna, que está pasando maestro?

Muy malo el catálogo de la FIA. Por favor Nico, hay que utilizar colores y formatos acordes con el evento y un diseñador que se respete.

Siguen sin convencer, La Colección Patricia Phelps de Cisneros, artistas y obras muy trilladas, intrascendentes y la Fundación Mercantil , teniendo los recursos ha debido ser mucho mejor. ¿Curaduría adecuada?

El resto, sin pena ni gloria, repetitivo y muy comercial, nadie se sorprende, mucha improvisación, abundaron las galerías con obras y montajes inverosímiles, creemos que simplemente deben tomarse las cosas con más seriedad y esforzarse mucho más para la feria del año que viene, si las circunstancias lo permiten………………….

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