Sedienta de nuevas alternativas diferentes a las presentadas en la ya obsoleta y poco innovadora Feria Iberoamericana de Arte (FIA), este año aún más decadente, llena cada vez más de adornos menos de arte que en muy contados casos pude disfrutar, fui absolutamente tentada por la nota de prensa publicada en la página del Trasnocho Arte Cultural y decidí acudir al encuentro de una propuesta que prometía ser diferente, fresca y finalmente de calidad para el enriquecimiento de la diversidad cultural que tanto escasea en nuestra ciudad, la exposición “Arturo Herrera en la Sala TAC”.
Para comenzar les comento que es molesto que se anuncien con grandes falacias, exageraciones y, en el mejor de los casos, verdades a medias, que se apoyen enviando invitaciones de diseñadores con cierta reputación y que se den el lujo de autoproclamarse los “descubridores” de este artista para luego, “después de un año de trabajo”1, presentar el desastre sin sentido que tienen montado muy a pesar de la buena calidad a que nos ha acostumbrado el artista - “uno de los creadores plásticos más destacados e influyentes de su generación a nivel mundial”2 - con sus exhibiciones fuera de nuestras fronteras, algunas de las cuales, en mi afán de investigadora y como museóloga, he tenido dichosamente la oportunidad de visitar personalmente y siempre han satisfecho e inclusive han desbordado mis más exigentes expectativas.
El otrora autoproclamado descubridor de Arturo Herrera comentó en una entrevista hace unos meses en el diario Tal Cual (publicado el 11 de marzo de 2009, autoría de Carmen Victoria Méndez), que se atribuía, cual Fleming y la penicilina –así de simple- el descubrimiento de este artista y afirmó haber hecho esto hace algún tiempo y por mera casualidad, en una revista de arte internacional: “Un día lo vi en la tapa de una revista e, intrigado, la compré. Leyéndola me enteré de que, en efecto, se trataba de un artista venezolano…” según relatan sus propias palabras reseñadas en dicho artículo. Lamento aclararle que de ser cierta su aseveración, lo único que esto demuestra es una entera carencia de seriedad y falta de investigación, puesto que Arturo Herrera tiene muchos años ya (aproximadamente 15 años que yo sepa, sin pretender ser experta en la materia) brindándonos su enigmático arte en afamados e importantes espacios foráneos y dejando el nombre de su tierra, Venezuela, muy en alto. Lejos de vanagloriarse por este terrible hecho que sólo pone de manifiesto su ignorancia supina y extrema mediocridad respecto al conocimiento de la escena del arte contemporáneo internacional, el “Curador”, de más recordar conocido por su gran exceso de ego, debería asumir un rol un poco más humilde y aprender a callar esas cosas que sólo le hacen daño pero que lanza a la prensa cual muchachito malcriado tal vez buscando de llamar la atención dentro de un mundo que ya no lo nota, o cuando apenas lo hace, le ve cansado, aburrido y carente de originalidad en sus ya repetitivas “Curadurías”.
Al entrar, oficialmente la primera promesa incumplida: Un gran catálogo exclusivo que estará firmado por el artista según dicen. La única verdad: el inevitable y merecido premio a la improvisación…. el catálogo no estuvo listo según lo pautado y en consecuencia no será firmado por el artista; inclusive, en vista de no conseguir a estas alturas –a un mes de aperturarse la muestra- el material propuesto para la elaboración del mismo, tuvieron que regatear recientemente en el mercado de Coche para comprar carátulas viejas de discos (aquellos en vinilo de 331/3 rpm) a fin de completar los cartones que les permitirán elaborar las carátulas del libro. Pero para no perder tiempo con este obstáculo, encontraron una muy poca ortodoxa manera de sacarle provecho: Pre-venderlo en 450,00 Bs. F. cada uno (Sí, 450.000,00 Bs. de los viejos- más de el triple de su valor de producción según me relató vía telefónica la Srta. Giorelis, del equipo responsable de esta edición) para entonces aprovechar y cubrir no sólo su costo sino el de la misma exposición a cuestas de nosotros, los mismísimos visitantes. Este catálogo, por ahora virtual, se concreta al día de hoy en sólo un par de ejemplares “modelo” que tienen para enseñar a los visitantes de la sala. Al hojearlo notamos de inmediato su gran fragilidad y anunciada fugaz durabilidad, convirtiéndolo en una publicación casi “efímera” como lo son regularmente las obras producidas por el Sr. Sotillo: impecablemente estéticas pero absolutamente imprácticas; nos damos cuenta también de que en el contenido de esta publicación hay una inmensa cantidad de obras que dicen estar expuestas en la sala, pero de nuevo difiere por completo de la realidad ¿serán delirios de grandeza o nuevamente producto de la improvisación y descoordinación definitivamente reinantes?. En fin, al lado de los machotes del catálogo está también disponible para la venta inmediata “…Una serigrafía, que es una obra gráfica hecha en el mejor taller de Berlín. La pieza que ya está impresa vendrá a la sala TAC para sufragar los gastos de la exposición. Se puede vender muy bien entre los grandes coleccionistas venezolanos, que no son muchos, lamentablemente.” (Expresión tomada nuevamente citada de las palabras originales del “Curador”). Esta impresión dicen cuenta con un corto tiraje de sólo ¿15 piezas? lo cual es incierto nuevamente ya que se hicieron 45 de ellas más las Pruebas de Artista correspondientes (Confirmado por la prensa en Alemania quien las editó originalmente y evidente en la firma y enumeración que las mismas muestran de puño y letra del mismo artista lo que siempre será un tiraje de 45 piezas así el personal de la Sala se empeñe vigorosamente en negarlo).
“Un gran mural de 10 metros” anunciado en los diarios , que luego fue reducido a 7 metros en la más reciente nota de prensa de la Sala, “realizada en grafito directamente sobre la pared…creada por Herrera especialmente para la Sala TAC”3….. ¿Otra vez equivocados?…. Está hecho con pintura negra de aparente mala calidad, con muy mal acabado por cierto, y debe medir los anunciados 7 metros, pero cuadrados, no lineales porque dista mucho de ser la gran obra descrita en la publicidad de la prestigiosa sala donde lo único veraz es que la misma fue creada especialmente para la muestra.
En la pared de la entrada lucen insignificantes unos 5 pequeños collages que, apilados como están, parecen un juego o “set”, en vez de lucir como piezas individuales y completas. Es una pésima selección el que las piezas de entrada sean estas que lucen pobres e inacabadas, pero según ellos es el criterio del “Curador”, justificación que infinitamente alega el personal ante cada pregunta que les hice en relación a la improvisada “museografía”.
Al pasar esta barrera noté de inmediato en la pared de la izquierda una saturación de 5 gigantescos collages que penden de la pared desnudos, sin separación que permita distinguirlos y analizarlos correctamente, sin marcos, sin gracia; parece el display de una venta cualquiera de tapetes persa, de esas que tanto hay en el Boulevard Guevara de nuestra querida Isla de Margarita. Nuevamente sin sentido de ética y sin justificación más que mostrar toda la mercancía que se tiene en venta…. Parece que el “Curador” se hubiese basado – y así por primera vez creo haber dado con la pista a su tema inspiración, su musa, para esta “museografía”- en aquella frase popular que reza: “Lo que no se muestra, no se vende”.
Al frente, un conjunto de obras recortadas en cartulina de colores que conforman una sola pieza, a decir de frágil manufactura y que lamentablemente es devorada por la prenombrada aparente “tapiserie” que se encuentra justo al frente, además de terminarse de ahogar al ser flanqueada a su derecha por el “gran” mural.
Una serie de piezas escultóricas encerradas en torpes cajas con marco de hierro negro, las que ya había visto el año pasado en la exposición del artista en su galería de Nueva York (que Uds. mismos pueden visualizar en www.youtube.com) es lo que continúa; sin pena ni gloria allí se encuentran, montadas tal como fueron mal criticadas en esa misma exhibición, sin variación, salvo su precio, el cual si “mejoró notoriamente” pasando a 18,000.00 USD según me informó el personal del lugar, quien además me confió que, con excepción de un par de piezas de las allí exhibidas y que se encuentran a la derecha de esta sala, lo demás estaba en venta, pero “sólo a determinado público”. Vaya selectividad que nuevamente no sé en que parámetros está basada: “Sra.: Si desea comprarlas debe hablar con la directora, que es la que se encarga, no puedo decirle más”. Un poco consternada quedé ya que al parecer no llenaba el perfil “dedocrático” que me haría digna de ser merecedora de ser atendida por la directora y cuanto menos de acceder la lista de precios en cuestión, pero esta servidora no podía quedarse impotente y de brazos cruzados, así que un poco de indagación periodística vía telefónica con el personal de la Galería Sikkema Jenkins & Co. de Nueva York, lugar que les mencioné en este párrafo como representante del artista y que la misma Sala anuncia como co-autora de esta exhibición en complicidad con él mismo, confirmó que las piezas si les pertenecen, provienen directamente de sus “depósitos” y efectivamente, según convenio establecido con la Sala TAC, están todas a la venta, haciendo cabal gala a las palabras del “Curador” cuando plasmó en la prensa su lapidaria frase “Todo arte es comercial”4. Al parecer son obras ya expuestas que no tuvieron interés alguno (obviamente) en las ya varias exposiciones de la galería neoyorquina y que, sin otra posibilidad de venta, ahora nos traen para presentárnoslas como las grandes piezas del artista y venderlas en nuestra ciudad, a los llamados escasos grandes coleccionistas venezolanos 5 como si se tratase de obras de primera línea. Sobran los comentarios, como dice el refrán: “espejitos para los indios….”. Es triste que el mal llamado “debut” del profeta en su tierra sea con “sobrados” de sus galeristas foráneos… tristemente lo mejor para afuera y lo peor para nosotros, práctica muy común en nuestro país y a lo que los venezolanos parecemos estar acostumbrados y expuestos. Allá el inocente inversor que caiga en este viejo truco nacional del que, con suerte, escapa sólo del ojo experto y especializado en la materia correspondiente y que han de ser escasos como al parecer deliberadamente ya lo había calculado y anunciado el “Curador”.
Finalizando ya con el recorrido, el “clímax” de mi visita llegó a su punto mas elevado –Nirvana-, en la última agrupación de obras donde el “Curador” realmente nos sorprende con su gran genialidad y su gran poder destructivo al hacer lucir piezas tan extraordinarias, como lo son los fieltros cortados del artista, como un amasijo de trapos colgantes, de toallas sucias o percudidos harapos…..faltarían sólo unos lockers, un banquito de madera en el centro y tal vez un poco de vapor en esta sala para que definitivamente se asemeje a un auténtico vestier de gimnasio.
Que tristeza, que mediocridad la que acababa de presenciar…. ¿Es que acaso no estaba allí el artista presente para defender su propia obra de este gran atropello curatorial o será que él es cómplice de ésta, su propia desgracia?
Tenía razón Miguel en el prenombrado artículo de Tal Cual: Este es “su bautizo de fuego”, fuego que al parecer se desbordó consumiéndolo por completo, arrastrando consigo al mismo complaciente artista y a uno de los mejores y más reputados espacios culturales de la ciudad, igual que ocurriera en aquella muy conocida escena de la cinta fílmica Carrie 6, dejando sólo cenizas de lo que fueron mis expectativas y supongo las de muchos otros, antes de aventurarme a visitar esta “promitente” muestra. Mejor suerte y menos improvisación en la próxima.
Ana Paola Rodríguez W.
Lic. Museología e Historia del Arte
Para El Ojo Crítico
FUENTES Y CITAS:
1: ARTURO HERRERA, Nota de Prensa, Sala TAC, website del Trasnocho Cultural.
2: IBIDEM
3: IBIDEM
4: "Todo Arte es comercial" , Diario Tal Cual, entrevista a Miguel Miguel por Carmen Victoria Méndez, 11/03/09
5: IBIDEM
6: Producción fílmica adaptada de la Novela “Carrie” de Stephen King, dirección Brian DePalma, 1976.
Imagen Fotográfica de Miguel Miguel en "Todo Arte es comercial", Diario Tal Cual, entrevista a Miguel Miguel. Foto tomada por Saúl Uzcátegui, 11/03/09
Nota:
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